domingo, 13 de septiembre de 2009

Desnudismo en el cielo

Hoy es un día especialmente hermoso, pero dejemos reposar la coyuntura y hablemos de algo que desconocen. ¿Cómo me empezó a gustar Bryan Adams? Sucedió una noche, entramos al Miami beach escoltados por el gordo jalador que pregonaba “a sol la barra”. Y, aclaro para los niños, no se refería a un dulce sino a algo más oscuro que el Triángulo dark: un club nocturno inclusivo y sin reservas, cavernoso punto de encanto de misios beodos solitarios y libidinosos. Ahí fui con varios amigos hace un par de años, tomamos asiento con gran jolgorio, debimos parecer un sketch de la Loca escuelita porque a los demás no les hizo ninguna gracia. De pronto, tras varios anuncios y pifias del auditorio, pero de pronto, salió una mujer regular en lencería con pedrería y juego de luces incluido bailando una canción que decía: “Oh thinking about all our younger years/ There was only you and me/ We were young and wild and freee…”. Digo regular porque no era alta ni baja, gorda ni flaca, bonita ni fea, era una “x”, o 2 cuando se restregaba contra la primera fila y se despojaba de sus prendas con sensualidad y convicción. Y en un mágico giro resultó, lo creímos todo: su belleza, las guitarras, el erotismo de la balada rock, el ronco entonar de Bryan Adams. Coqui y yo descubrimos que sabíamos la letra de Heaven o un ángel ochentero nos la sopló al oído y brotaba. Admiré a esa desnudista por su valentía, por lo que habría pasado en su vida para llegar a esa coreografía, por su habilidad para transformar su realidad deslucida en una fantasía. Sin sol ni barra, en la penumbra y sin nada. De cercado de Lima al centro del corazón, nos miramos y riendo coreamos “I'm findin' it hard to believe we're in heaven”.

publicado el martes 11 de agosto de 2009 en perú21

Nota: el 11 de agosto es mi cumpleaños.

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