
Desde que decidió bifurcarse, Rita Ponce
de León recoge testimonios de personas cercanas y vierte esas
experiencias generando un paisaje ilimitado que conecta con tinta negra
múltiples voces, memorias y procesos. Como señala Kephas: “la empatía
nos remite constantemente al momento, a un estado de receptividad y
claridad en el que respondemos no solo a lo que la persona dice sino a
lo que es. (...) Tener verdadera empatía por otra persona significa
sintonizar no solo a esa persona sino a todas las personas que hemos
visto en un estado similar o circunstancia en el pasado.”
Rita
formuló a varios amigos la pregunta “¿Cómo consideras que fuiste
educado/a?”, y las respuestas, compuestas de reflexiones y recuerdos
fueron vertidas en placas de madera que forman una cordillera en las
alturas de esta sala. Al asomarse, el espectador puede ver, con las
oscilantes perspectivas que la distancia revela, objetos llevados por la
corriente, cosas que forman estructuras y sistemas. La educación opera
con sistemas pero la memoria no funciona igual. El conocimiento (o
información) entra por los sentidos y lo volcamos, lo compartimos como
papa quemante o lo atesoramos, lo transformamos en vacíos más grandes.
Somos recipientes, cofres, redes, que caminan conectados por códigos,
lenguajes, costumbres, lazos, y todo lo que nos relaciona requiere y
conlleva un aprendizaje.
Aunque les duela a los maestros
brutos, los únicos golpes didácticos los da la vida, la lección se
empoza en el alma y se vuelve fuente. La mente es un cheque en blanco
que se vuelve banco de infinitos intereses. Nadie quiere enseñarnos que
estar distraídos es estar concentrados en el otro lado. Hay tantos
sistemas interesados en instalarse en nuestra conciencia, en insertar
sus logos en nuestros cuerpos e izar sus banderas en nuestra libertad.
Tantos sistemas diseñados para establecer relaciones pero ninguna
fórmula para mantenerlas, porque todo se transforma y se refresca.
Coordillera nos recuerda que todo confluye, que todo nos recuerda, nos
enseña y ensueña. La libertad de pensamiento es donde nos encontramos
realmente, donde la realidad no es un@.
El juego “La Mesa de
Breton” (en el segundo piso de la galería) se inspira en un revelador
accidente que el autor de Nadja disfrutó en una visita a México: pidió a
un artesano que le haga una silla y le dibujó el diseño en un papel.
Cuando regresó, el pedido estaba listo pero reproducía de forma literal
la perspectiva del dibujo, las patas de un lado eran más pequeñas, la
silla era dispareja. El cuestionario que los participantes responden,
basado libremente en uno de Paul Thek, apunta también a un compartir.
No es aleatoria la referencia a Breton, el trabajo de Rita, como el
surrealismo, encuentra en la creación colectiva un medio para alcanzar
el “punto de intersección de lo subjetivo y lo objetivo”.
¿Podemos dejarnos llevar? ¿Cambiar nuestra forma de leer, de comunicar?
Como si desde el inicio la estrella estuviera en tu frente y no
existiera una forma correcta, como si el reverso del conocimiento no
fuese el error o su sombra acechante sino la inocencia y la curiosidad,
Coordillera nos permite recorrer una fracción de memoria universal.
Tilsa Otta
Mayo 2012
Texto escrito para la exposición de la genial artista peruana Rita Ponce de León.
Puedes ver esta muestra hasta el 20 de junio en la galería 80m2. Prolongación San Martín 10, Barranco.
Conoce más de su trabajo en su blog.